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Letras Taxirik Ez |
1. Problemak
Problemas (José Luis Padrón) El problema es que la vida es un problema, uno se echa a llorar nada más llega. El problema es que la muerte es un problema, sueño eterno y descanso no concuerdan. El problema es que el mundo es un problema, lo mejor es soñar que se sueña. El problema es que la paz es un problema, no hay quien no quiera declarar la guerra. Algo así sucede, creo, entre tú y yo, que del arreglo lo que más nos gusta es su ilusión. Qué esperas que yo te diga: ¡la canción No problem no es mía! El problema es que la economía es un problema, basta con echarle un poco de jeta. El problema es que la religión es un problema, bastante difícil es ya creer sin certezas. El problema es que el tiempo es un problema, seremos todo de oro o de arena. El problema es que el amor es un problema, además es el corazón lo que se entrega. Algo así sucede, creo, entre tú y yo, que del arreglo lo que más nos gusta es su ilusión. Qué esperas que yo te diga: ¡la canción No problem no es mía! El problema es que la verdad es un problema, no sé de qué me hablas, ni idea. El problema es que el miedo es un problema, ¿pasamos juntos la noche entera? El problema es que la vida es un problema, resulta inútil intentar explicar el dilema. El problema es que la muerte es un problema, ¿pero qué otra alternativa queda? Algo así sucede, creo, entre tú y yo, que del arreglo lo que más nos gusta es su ilusión. Qué esperas que yo te diga: ¡la canción No problem no es mía! 2 Etxera bai, etxera ez Volver (o no) a casa (Harkaitz Cano) Ni un mísero taxi en las paradas, niños y niñas, katiuskas empapadas; paseantes encorvados, en los bolsillos las manos. Eleonora en la cabina, conferencia con Ecuador: en sus dedos ensortija con rabia, de su pelo el pasador. No quiere dar malas nuevas y va con tiento: solo da las medio buenas, medio mintiendo. Un océano se mece, dos soledades se cuecen. Ni un mísero taxi en las paradas, niños y niñas, katiuskas empapadas… Eleonora ve luz en las ventanas, con los últimos veinte céntimos, introduce sus últimas esperanzas: “madre: la gente acá no baila como allá; madre, con mi marido no me arreglo, para mandarle más plata apenas si tengo, madre, envejezco sin piedad pero a usted no la veo alejarse de mi edad….” Ni un mísero taxi en las paradas, niños y niñas, katiuskas empapadas… Eleonora cuelga el aparato y cuelga a su país, como un abrigo en un gancho. Sin paraguas se encamina “a casa” los pasos pequeños, el día cansa: por mucho que ande, hoy no llegará. Ni un mísero taxi en las paradas, niños y niñas, katiuskas empapadas… 3 Ezjakintasunak Ignorancias (Gerardo Markuleta) Nunca supe muy bien cuándo empezar a saludar a un recién conocido. Nunca suelo acertar cuando dudo a quién saludar con un gesto leve, a quién con las dos manos fuera del abrigo; cuándo dar la mano y cúando un abrazo, con quién hacerme –sin querer– el despistado. Nunca he sabido bien cuándo ofrecer la mejilla, cuándo la mano izquierda, cuándo los labios fruncidos; ni cuándo han de ser dos los besos, o acaso tres, o nada más que uno. Nunca sé con certeza cuándo acercarme, cuándo alejarme, cuándo quedarme a saber algo más del ex-desconocido. Nunca acierto a saber cuándo incluir un nombre en mi agenda, cuándo pasarlo de la agenda muerta a la agenda recién viva, y cuándo no hacerlo. Y, por fin, cuándo quitarlo de todas las agendas definitivamente 4 Clementine (Bernardo Atxaga) Desde que las mujeres de ochenta años empezaron a llevar sombreros de color rojo, la Muerte ya no parece la misma, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. Y con el sombrero rojo una camisa roja con botones de plata, y un chaleco ajustado de flores estampadas, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. Y botas de tacón alto, pantalones de cowboy, y un cinturón de cuero duro para que quede sujeto el Colt cuarenta y cinco nuevo, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. Los ojos azules y el pelo blanco, y el caballo no se sabe dónde, y en el saloon la música, y el sombrero rojo volando por el aire, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. Y la Muerte que se esconde detrás del violinista, y tú bailando con las botas de tacón alto saludando a alguien con la mano, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. La punta de la guadaña que sobresale del violín, y el sombrero rojo que cae, y la canción que acaba, que está a punto de acabar, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. Es rápida la Muerte manejando la guadaña pero más rápida eres tú sacando la pistola, ¡Has ganado el duelo, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine! Huye la Muerte por la puerta trasera del saloon, ¡Hoy ha mordido el polvo, valga la expresión! Y todo gracias a ti, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementime! El violinista se pone a cantar, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine, y tú te vas a sentar con tu sombrero rojo. Estás un poco cansada, Oh my darling Clementine. Desde que las mujeres de ochenta años empezaron a llevar sombreros de color rojo, la Muerte no parece la misma, Oh my darling, Oh my darling, Oh my darling Clementine. 5 Arbola zaharra bezala Igual que un árbol viejo (Iñaki Irazu) Tú me has hecho crecer aquí en tu abrazo, igual que un árbol viejo en la tierra nueva que se le ha concedido. Igual que un árbol viejo al borde del camino, al que le ha sido dada una lluvia nueva que le era debida. Igual que un árbol viejo que no necesita emprender el camino, en tu abrazo hecho para quedarse en él. Igual que un árbol viejo plantado al borde del río de los días, al que se le ha dado una nueva lluvia. 6 Koadrilako isilena El más callado de la cuadrilla (Iban Zaldua) Era el más callado de la cuadrilla Aunque, la verdad, en la cuadrilla todos somos callados De los que no nos damos abrazos A no ser que estemos muy borrachos Era el más callado de la cuadrilla Y, al contrario que los demás, nunca hablaba de fútbol Hubo un tiempo en que discutíamos de política Pero hace tiempo que perdimos esa costumbre Era el más callado de la cuadrilla Pero no sabemos si le gustaba ir de bares Creemos que sí, estamos seguros Porque no se puede hablar mucho, a causa del ruido Era el más callado de la cuadrilla Y, como a todos los demás, le gustaba ir al monte Con lo cansado que es subir, apenas si se puede hablar Y comentar el paisaje es de lo más inocuo Era el más callado de la cuadrilla Y sin una palabra de más, como siempre Preparó la excursión que íbamos a hacer a Picos de Europa Pero el día acordado no apareció a la cita Era el más callado de la cuadrilla Lo único que se encontró fue una carta, dos líneas solamente: “Me marcho, nunca regresaré a esta ciudad Me marcho, no tratéis de buscarme” Era el más callado de la cuadrilla Sacó ochocientos euros de su cuenta corriente y se fue No dejó tras de si una sola pista, ni la más pequeña Desapareció como si no hubiese existido nunca Era el más callado de la cuadrilla Y cuando la policía nos dijo que no se podía hacer nada Nos dimos cuenta de lo poco que lo conocíamos De lo poco que nos conocemos en realidad Ahora soy yo el más callado de la cuadrilla 7 Partehartzea Participación (Harkaitz Cano) Me reclamaron en el coro para expulsarme de seguido y sin decoro; en un grupo de baile oriental quise lanzar mi carrera de danza pero no puntuaba al parecer como vientre mi panza; en el sindicato lo mío defendí, claro: y con mi pellejo lo pagué caro… Desde entonces apenas si voy a las reniones del portal e incluso allí pasó un miedo mortal. Negro, negro, has de elegir un coche negro: puedes elegir cualquier color, siempre y cuando sea el negro… El gran gurú de la propaganda era, al parecer, Henry Ford: “Participa y elige, es una ganga no nos debes nada, ten valor… siempre y cuando sea un auto Ford uno u otro color, nos importa un doblón.” Pocos vieron recompensado su tesón al ver que todos los coches eran negros como el tizón. Negro, negro, has de elegir un coche negro: puedes elegir cualquier color, siempre y cuando sea el negro… En asociaciones y partidos entre disonancias y pitidos alzaba yo la mano para aportar mi pequeño grano, pero toda estructura, todo sistema se me antojaba una blanca ballena; no siendo diestro clavando el harpón saqué la gabardina de James Dean del arcón y camino solitario con ella bajo la luna llena. Negro, negro, has de elegir un coche negro: puedes elegir cualquier color, siempre y cuando sea el negro… ((Participe ciudadano, su opinión nos interesa; le aplaudiremos gustosamente, si coincide con la nuestra…)) 8 Hutsartean Un rato libre (Iñaki Irazu) Al cabo de los días laborables un tesoro nos espera: un hermoso tiempo libre; y si no es eso, amigo, amiga, tú sabrás qué. Esas noches el sueño es más auténtico, y te levantas más tarde, con la mente despejada; y si no es eso, amigo, amiga, tú sabrás qué. Un hermoso tiempo libre, que dura de la mañana a la noche, en un profundo silencio; y si no es eso, amigo, amiga, tú sabrás qué. Qué a gusto nos encontramos, sin prisas y sin apuro por llegar a ningún sitio; y si no es eso, amigo, amiga, tú sabrás qué. Esos días albergan algo muy profundo que hace tiempo perdimos entre idas y venidas; y si no es eso, amigo, amiga, tú sabrás qué. Tras un buen desayuno, nos esperan las calles, y hay caminos libres para donde quieras; y si no es eso, amigo, amiga, tú sabrás qué. 9 Beste nonbait Instrumental 10 Tan petita (Maria-Mercè Marçal) Tan petita i ja saps com és d’alta la paret que no es deixa saltar! I jo voldria prou fer-te esqueneta. Qui és que m’omple les mans de maons? Qui em fa dir-te les serps de l’altra banda? Qui fa que engalzi vidres a la tàpia? —Tu, lladre de la teva llibertat? |
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